
Técnicos de la Junta de Andalucía harán una inspección próximamente a la recién descubierta Cueva del Pillo en Los Barrios para constatar si tiene pinturas rupestres. Así lo confirmó la Consejería de Cultura a preguntas del diario Gibraltar Chronicle, después de hacerse público el hallazgo de ese abrigo por parte de dos senderistas que caminaban por la zona.
Según informó Cultura, al tratarse de una cavidad desconocida, la Consejería ha entrado en contacto con el Ayuntamiento barreño, que se encargará de gestionar una visita técnica en próximas fechas al lugar para determinar la veracidad del hallazgo por parte de los dos aficionados.
De confirmarse su valor prehistórico, esta cavidad pasaría a sumarse directamente a los cerca de 400 abrigos con pinturas rupestres conocidos en el Campo de Gibraltar. Que son, aproximadamente, las cavidades conocidas, como explica el arqueólogo e investigador de la Universidad de Cádiz, Diego Fernández. Pero hay muchas más todavía por descubrir, añade.
Cuando se halla una cueva rupestre, el lugar pasa directamente a protegerse con la máxima figura que la Junta concede al patrimonio cultural, el de Bien de Interés Cultural (BIC). Así se intentan evitar posibles expolios o actos vandálicos, como ocurrió en el conjunto prehistórico de Bacinete, también en Los Barrios. Y en muchos otros de la comarca a lo largo de los años.
Unas 400 cuevas en la comarca
Pese a esa inconcebible falta de conciencia, el Campo de Gibraltar es un área muy relevante en arte rupestre. Diego Fernández explica que “la zona cuenta con un gran interés por los llamados ‘tafonis’, cavidades reducidas horadadas por el viento de levante, que también llevan arena en suspensión”.
De ellas, se han estudiado de diez a veinte abrigos del Paleolítico en la comarca, es decir, de hace 35.000 a 40.000 años. “El número de cuevas es tan reducido por la falta de investigaciones”, apunta Fernández. Una de las más importantes de este periodo es la Cueva de las Palomas, en Tarifa. Del Neolítico, desde hace unos 10.000 años hasta el 3.000 antes de Cristo, “hay muchísimas cuevas, no sabemos siquiera el número”.
Pero es seguro, añade este investigador, que “el Campo de Gibraltar tiene entre 350 y 400 cuevas con arte rupestre de ambos periodos. Es una de las áreas con más cavidades de toda la Península Ibérica, en la que están presentes casi todas las tipologías, técnicas y con arte complejo”.
Esto propone un potencial de investigación que, hasta el momento, está virgen, en su mayor parte. De hecho, en la actualidad sólo hay cuatro proyectos de investigación de arte rupestre en la comarca.
El misterio de las manos
De ellos, existe una línea de trabajo especialmente interesante en esos abrigos campogibraltareños, y es la investigación de manos aerografiadas del Paleolítico. “Tan sólo hay 32 cuevas en Europa con ese tipo de arte rupestre, que indica una complejidad técnica y un simbolismo mayor de lo que imaginábamos. Una de ellas es la Cueva de las Estrellas, de Castellar de la Frontera”, explica Fernández, que lidera un equipo de trabajo en ese yacimiento, de manos aerografiadas en negativo. La cueva de Gorham, en Gibraltar, también alberga este tipo de arte rupestre.
Hasta ahora, sólo en el Campo de Gibraltar ya se han documentado ocho manos aerografiadas en negativo en la Cueva de las Estrellas, una de ellas de un niño, y tres más en Tarifa, halladas también por aficionados a mediados de 2019, como explican Patricia Domínguez y Vicente Castañeda en una detallada investigación de cavidades en Cádiz y Málaga para la Universidad de Cádiz (UCA), de 2019.
La cueva de las Estrellas, descubierta por Simón Blanco en 2014, empezó a documentarse recientemente, gracias al proyecto de la Junta de Extremadura Hand from the Past (Handpas), en el que participa Diego Fernández.
Este proyecto pretende poner en común digitalmente toda la documentación sobre manos aerografiadas que se va encontrando: qué significaban las manos, por qué nuestros antecesores las pintaban, las técnicas, su grado de complejidad, y su ubicación.
Neandertales más ‘inteligentes’
El interés del arte rupestre paleolítico en la comarca y los alrededores reside también en su cronología, “porque las últimas dataciones que se han hecho son de 60.000 a 65.000 años de antigüedad”, señala Fernández. Esto significaría retrasar 30.000 años este tipo de manifestación prehistórica y cuestionar, por tanto, muchas más cosas sobre ese periodo.
“El problema de trasfondo -de las dataciones de arte rupestre, en referencia, en concreto, a la cueva de Ardales, en Málaga- reside en que la aceptación de estas fechas supondría actualizar el concepto que tenemos de los neandertales y reconocer la posibilidad de un contacto con los sapiens durante milenios”, indican Patricia Domínguez y Vicente Castañeda en sus conclusiones.
“En Gibraltar lo plantearon cuando apareció el engraving hace cinco años. Se trata de arte rupestre neandertal de entre 65.000 y 70.000 años y eso cambia totalmente el panorama”, añade Fernández, porque dota de una importantísima capacidad simbólica al hombre neandertal. Y, además, brinda una idea mucho más compleja sobre su organización social y territorial en el extremo sur de la Península en el Paleolítico, de grupos humanos que se irían moviendo, según los recursos disponibles o la climatología.
Industria lítica cercana a los abrigos, manos aerografiadas, arte rupestre con cronologías muy antiguas… Todas esas huellas del pasado llevan a grandes incógnitas. Para descifrarlas, los expertos demandan más fondos en investigación; cuidar y mejorar la protección contra el vandalismo y realzar el conocimiento de la arqueología a través de la divulgación. Conocer a nuestros antepasados está sólo en nuestras manos.