
10 de mayo de 2021, La Línea de la Concepción. Dos hombres, de 19 y 41 años, presuntamente ‘petaqueros’ de una narcolancha que poco después del suceso alijó en las costas gaditanas, fallecen ahogados en los aledaños al Puerto de la Atunara tras el naufragio de su embarcación. La Guardia Civil acude a la zona y trata de reanimar a las víctimas durante 30 minutos. No se pudo hacer nada por sus vidas.
Antes incluso de llegar la ambulancia, la Policía Nacional despliega un amplio dispositivo para evitar asaltos al Puerto y se topa con numerosos vecinos sosteniendo un testimonio que poco después sería desmentido por fuentes oficiales. “Les han dejado morir, omisión de socorro”. Desde entonces, los enfrentamientos con la Policía fueron incrementándose conforme iban pasando las horas. El supuesto bulo tomaba fuerza y peso entre los allegados a los fallecidos; la mecha ya era incontrolable.

Piedras a los agentes de Policía Nacional e insultos por doquier que, con temple, nunca llegó a la carga de los agentes contra los vecinos en unos momentos, aun sosteniendo una versión sin verificar de los hechos, duros para los familiares y amigos.
Primera noche de altercados. Desde primera hora de la tarde, la quema de contenedores, rotondas, cortes de tráfico… no cesó. Al llegar la noche, los altercados se intensificaron. La Policía Nacional advertía de una noche dura para el pueblo de La Línea y así fue. Al amanecer, el barrio de la Atunara estaba completamente devastado. Era 11 de Mayo, y las condenas a los hechos no paraban de sucederse, una vez más, el resto del pueblo de La Línea de la Concepción, sufría las consecuencias de la otra inevitable realidad que vive la ciudad y para la que se llevan años pidiendo alternativas. Aquel día de reacciones no fue demasiado convulso. Todo se estaba fraguando para el día siguiente.

12 de mayo
“A las cuatro manifestación por ‘el Bola’ y ‘el Baila”. Aun recuperándose de una noche de intensa actividad, la Policía Nacional estaba pendiente de lo que podía pasar aquella tarde de jueves. Los agentes dejaron que la concentración arrancara de forma pacífica a las puertas del Puerto de la Atunara. Sin estar previsto, se convirtió en una marcha de miles de personas por toda la ciudad. Con parada incluida frente a la Guardia Civil, el Ayuntamiento y el centro de la ciudad. Un operativo sin precedentes de la Policía Nacional trataba de conducir la marcha sin caldear el ánimo. Los insultos eran propinados a cualquier persona que se anteponía en su camino. Más tarde, gracias a las conexiones en directo de los distintos medios, incluido este, se consiguió identificar y detener a buena parte de los mayores implicados en los altercados.
La Policía Nacional salvaguardaba la comisaría Nacional en el paso de la marcha por sus puertas soportando improperios de todo tipo. Enfrentamientos e insultos que luego se saldarían con detenciones tras el verificado de imágenes.
La noche sería aún más dura que la anterior. Los agentes recibieron un disparo de bala la noche de la manifestación improvisada. La misma noche que la Policía Nacional desplegaba el dispositivo más fuerte de aquellos días de disturbios. La ira era imparable pero el principio de autoridad no iba a desaparecer de ninguna forma y se anunciaron todos los medios posibles para parar aquello cuanto antes. El ánimo hacia los agentes por la gran mayoría de la población que no quería ver a su pueblo destrozarse poco a poco, era incesante. El alcalde de la ciudad, Juan Franco, condenaba de forma tajante los hechos asegurando estar «destrozado».
La mayoría de la ciudad compartía el dolor de familiares y allegados, pero no los altercados. Porque las informaciones oficiales eran distintas a las que sostenían los manifestantes, porque la ciudad no tenía culpa de lo sucedido.
13 de mayo: El hermano de una de las víctimas habla
La familia de Sergio ‘el bola’, uno de los dos ahogados, hizo un «llamamiento a la cordura» para que cesara la violencia en La Línea. Unas declaraciones que consiguió en exclusiva este medio y que hizo que volviera la calma.
«El pueblo tiene que calmarse. Estamos muy dolidos y sufrimos mucho al igual que la familia de Ángel, pero hacemos un llamamiento a la cordura, no podemos seguir así. Entiendo que la gente reacciona de manera distinta pero por favor, pido tranquilidad. Agradecemos la familia y la de Ángel, el apoyo y el respaldo pero hay que calmarse. Que no manchemos más el nombre de estas personas y del pueblo, tenemos que llegar a la normalidad», imploraba Alejandro, hermano del fallecido.
«Queremos justicia pero esto no puede seguir así, se está manchando la imagen de las familias y de nuestro pueblo que ya tiene mucha tierra encima. La Línea es muy bonita y sus gentes son increíbles pero pedimos calma -ha dicho con voz entrecortada por la emoción-. Queremos que se aclaren los hechos de los dos fallecimientos, buscamos la verdad pero es un sinvivir lo que estamos pasando. Y sabemos que puede haber consecuencias que nadie quiere».

La paz llegaba al municipio. Atrás quedaban los altercados y solo quedaba el dolor. Un año después de la multitudinaria manifestación, Área habla de nuevo con Alejandro, hermano de uno de los fallecidos y el que, de forma valiente, consiguió que la cordura regresara a la ciudad a través de nuestros micrófonos.
«Seguimos sin saber absolutamente nada»
Días después de lo sucedido, COPE Campo de Gibraltar recogía la versión de la Guardia Civil en la voz de Juan Carlos, portavoz de la Asociación Profesional de Cabos y en declaraciones para el Magazine de Herrera en COPE Campo de Gibraltar quiso dejar claro que «hubo dos patrulleras que acudieron a la llamada de auxilio y, al llegar, encontraron una embarcación de recreo subiendo a bordo dos bultos que resultaron ser los cuerpos de dos personas, a las que de inmediato se evacuó y se trató de reanimar. Es totalmente falso que un miembro de las Fuerzas de Seguridad denegara el auxilio e incluso se está señalando a agentes que ni siquiera estaban allí en el momento en el que sucedió todo. El agente del que hablan llegó 45 minutos más tarde y ya todo había pasado».
Y es que Juan Carlos asegura que aquellos días se difundieron imágenes de agentes de la Benemérita a los que se acusa de «no prestar esos auxilios» y dejaba claro que «se ha señalado a compañeros que ni siquiera estaban en el lugar. Los ciudadanos tienen que tener claro que nuestra premisa es su protección y salvar vidas. Si hubiésemos tenido oportunidad, habríamos dado la vida por salvar a estas personas«.
Además, aseguraba que se había abierto una investigación para identificar a los responsables de esta ola de altercados y se refería también a las acusaciones que se hacíanh a través de redes sociales insistiendo en que «no vamos a consentir que esto siga por los mismos derroteros ni vamos a dejar que esos comentarios que corren por las redes sociales queden impunes«. «Los compañeros están sufriendo injurias y acusaciones que son totalmente falsas», comentaba en apoyo al Cuerpo.
Y es precisamente sobre esa investigación de la que continúan a la espera los familiares. «Esto es un sinvivir», nos comenta Alejandro. «Tenemos aún el dolor de lo que sucedió y solo queremos saber la verdad». «No tenemos noticias de la Policía, ni del Puerto, ni del Juzgado, sabemos lo mismo que cuando mi hermano murió, tenemos eso en la cabeza pendiente, la intriga. No creemos que se vaya a saber nada».
Alejandro vuelve a mostrarse entero, ejemplar y nos atiende tras salir de trabajar. Un trabajo honrado que muchos (no todos) quieren. Una ciudad que grita una y otra vez atención. Que no quiere muertes, pero tampoco quemas en las calles. Que se le escuche, que se le quiera y que pueda seguir cantando orgullosa su «Española y gaditana».