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Un trocito de la Copa del Rey que viajó desde Badalona hasta Málaga, tras el triunfo de este domingo de Unicaja ante Lenovo Tenerife (80-83), se vino para el Campo de Gibraltar gracias a Manolo Rubia.
El jimenato puso punto y final a un periplo de casi cuatro décadas vinculado al club de la capital malagueña, al que llegó siendo un chaval, para marcharse en julio de 2021. En esos más de 40 años, pudo pasar por todos sus estamentos, desde la faceta de jugador hasta comandar su dirección técnica, pero siempre siendo considerado un hombre de club.
“Lo he vivido de manera muy intensa. Ha sido una pasada que el equipo se haya reencontrado después de algunos años intentándolo, pero creo que se lo merece por el trabajo que se viene haciendo con una plantilla muy completa y en la que todos aportan muchísimo”, admite.
“Mantengo el contacto con gente de dentro y me hablan del buen ambiente que existe entre la plantilla, cómo trabajan y, evidentemente, lo celebro como algo mío porque han sido casi 40 años en la casa”, detalla.
Tanto es así que cuando Rubia ha atendido la llamada de Área, se encontraba pasando por la puerta del Ayuntamiento de Málaga, considerando “se va a liar porque la gente tiene muchas ganas después de algunas temporadas que no han salido las cosas”.
Desde julio de 2021 ya no está vinculado a Unicaja, aunque el baloncesto “ha sido y es mi vida”, por lo que mantiene contacto con clubes de Estados Unidos “que me piden informes de jugadores, de vez en cuando viajo a allí y así mantengo el contacto con este deporte”, que ahora le brinda una nueva alegría con el triunfo del equipo de su vida, un Unicaja Málaga que vuelve a hacer historia, en la que el jimenato Manuel Rubia tiene un hueco ganado a pulso.