
La mala racha del Algeciras en la actual temporada, ratificada con la derrota el pasado sábado ante el colista de la clasificación de la Primera RFEF (1-0 en Pontevedra), le lleva a ocupar puestos de descenso de categoría tres años y cuatro días más tarde, o lo que es lo mismo, 1098 días después.
Los rojiblancos, acostumbrados en los últimos tiempos a codearse con los puestos de privilegio de la clasificación, incluso coqueteando con la posibilidad de dar el salto a la categoría de plata, vuelven a verse rodeados por los fantasmas del descenso, algo que no ocurría desde marzo de 2020, justo antes de la irrupción del coronavirus.
Entonces dirigía al equipo Salva Ballesta, que acababa de aterrizar en La Menacha para marcar un antes y un después. Por lo pronto, firmó una buena racha, que mejoró los registros de su antecesor, Emilio Fajardo, tanto es así que el equipo, que había pasado buena parte de la competición en la zona roja, logró salir de ella justo a tiempo.
En la jornada 27, a pesar de imponerse al Córdoba en el Nuevo Arcángel, con gol de Iván, se mantenía en descenso, pero se metió de lleno en la pelea. Por entonces, la tabla en la zona baja estaba ocupada por Villarobledo (21 puntos), Mérida (26), Recreativo Granada (28), Algeciras (28) y Talavera (29).
A la semana siguiente, empataba a uno contra el San Fernando, superando al Talavera en la clasificación y saliendo momentáneamente de la quema, hecho que luego resultaría definitivo.
Y es que la pandemia paralizó el fútbol en nuestro país y buena parte del mundo. La Real Federación Española de Fútbol aprovechó este parón obligado para reestructurar sus categorías y poner en liza la Primera RFEF, aunque para ello, en la 2020-2021, se disputó una competición puente que sirvió de criba para dar inicio a las nuevas divisiones.
Los de Salva Ballesta lograron acabar campeones de su grupo y acariciaron el ascenso al fútbol profesional en aquel recordado encuentro frente a la Real Sociedad B, pero al menos aseguraron su plaza en la nueva competición.
En el estreno, ya sin el maño en el banquillo, Iván Ania se encargó de firmar una campaña muy por encima de las expectativas creadas, alcanzando una más que meritoria séptima plaza, lo que sirvió para mantener el optimismo y la ilusión en la parroquia rojiblanca, que, sin embargo, ha visto desinflarse las aspiraciones de manera paulatina en el transcurso de la actual, tanto es así, que, tras una racha donde ha sumado nueve puntos de los últimos 30 posibles, ha terminado dando con sus huesos en los puestos de descenso a Segunda RFEF. Los fantasmas vuelven por La Menacha.