
Un Viernes Santo sin la presencia de María Santísima de la Esperanza en las calles de La Línea va a ser muy difícil para la Hermandad de San Bernardo y para todos los cofrades. Ante la imposibilidad de que la Virgen pueda procesionar este año, la junta de gobierno confía en que ese vacío con el Cristo del Amor, sea más pequeño. Y espera en la respuesta del pueblo de La Línea, con ese «baño humanitario» durante estos meses, para conseguir que la Imagen pudiera ser restaurada.
«Va a ser un día muy duro. Llevo en la hermandad desde que nací, 39 años y desde los cuatro años, acompañando a la Virgen todos los Viernes Santo. Espero poder apoyarme en todos los hermanos y hermanas porque aunque la Esperanza no esté físicamente, lo estará en nuestros corazones. Siempre he estado a su lado y será el primer año en mi vida que no voy a poder agarrarme a su manto», declaraba el Hermano Mayor, Juan Isidoro Gómez. «Espero poder estar a la altura del cargo que ostento y ayudar al resto de hermanos que también lo van a pasar mal».
Desde aquel fatídico 28 de mayo de 2022, la Hermandad ha hecho de tripas corazón para que la Virgen pudiera ser restaurada. Un proceso que está llevando su tiempo y que finalmente le impedirá realizar la estación de penitencia este Viernes Santo. Su ausencia pesa entre los hermanos.
«Se me viene el mundo encima»
Los dos capataces de la Vírgen, José Manuel Amado e Ismael Santiago, saben que la Esperanza arropará a la Hermandad y a todos los linenses aún no estando presente fìsicamente.
«Para mí, el Viernes Santo es el día del año más importante. Gracias a Dios, Nuestra Madre sería restaurada, fueron días de incertidumbre pero volvió la luz. Nos mentalizamos que teníamos que trabajar y hemos comprobado como el pueblo de La Línea se ha volcado con la Esperanza y ese baño humanitario fue muy importante para nosotros. El Viernes Santo, sabemos que será muy emotivo acompañando a Nuestro Santísimo Padre, el Cristo del Amor», comentaba su primer capataz, Ismael Santiago.
«Fui costalero y tuve la suerte de acompañarla bajo las trabajaderas y ahora como capataz. Ella siempre estará presente en cada uno de nosotros pero va a ser una estación de penitencia muy amarga cuando veamos esas puertas abiertas de la Hermandad y con ese vacío. Gracias a Dios la Hermandad está muy unida y estoy orgulloso con la junta de gobierno, con la cuadrilla de los costaleros y como hemos trabajado para que pudiera estar este Viernes Santo pero por desgracia no va a poder ser, no voy a poder verle la cara y se me viene el mundo encima», se lamentaba Amado.
Solo en dos ocasiones, la Esperanza se quedó en capilla. Dos años consecutivos, durante 2011 y 2012 por culpa de la lluvia. Esas mismas inclemencias, en 2013 y en 2018, impidió a ambos Titulares completar el recorrido.
Jorge Birkinshaw, camarero de la Dolorosa desde hace cuarenta años asegura que va a costar mucho no tenerla cerca. «No porque no salga en Viernes Santo, ya ha ocurrido en otras ocasiones por las inclemencias del tiempo, pero la teníamos a Ella entronizada en su palio. Este Viernes Santo estará en nuestros pensamientos y en nuestros corazones, rogándole al Cristo del Amor, que nos la devuelva pronto».