¿Cuántas veces nos hemos sentido desbordados por las emociones?
Unas lágrimas que no hemos podido detener antes de que rodaran mejilla abajo, un comentario desagradable subido de tono, bucles mentales que no nos dejan pensar con claridad mientras arrastramos mal humor durante todo el día…
Las emociones no se eligen, pero se puede aprender a regular el impacto que provocan en nosotros, y a esto se le llama Regulación Emocional.
La palabra emoción proviene del latín “emotio” y significa mover, así que, cada emoción nos invita a movernos, a actuar, a cambiar algo que nos hace falta. No hay emociones buenas ni malas, todas las emociones son positivas porque tienen una función adaptativa para con nosotros, pero solemos catalogarlas cómo positivas o negativas porque unas son agradables de sentir (alegría o sorpresa) y otras, no tanto (tristeza o el miedo)
La regulación emocional es una parte fundamental dentro del ámbito de la Inteligencia Emocional, una buena gestión emocional influye de forma positiva en nuestro bienestar, ya que nos ayuda a adaptarnos a todo tipo de situaciones.
La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma adecuada. (Rafael Bisquerra).
Las personas que son competentes en este aspecto gestionan mejor su estrés y suelen prevenir los problemas emocionales. También son más felices y tienen mayor calidad de vida, porque saben adaptarse mejor a los cambios de su entorno y establecer relaciones sociales más saludables.
¿Cómo sueles regular tus emociones?
Cada uno de nosotros nos regulamos de una forma diferente, en función de cómo hayamos aprendido a hacerlo, tratamos con nuestras emociones tal cómo aprendimos a hacerlo en la infancia. Según hayan sido nuestras familias de origen hemos podido aprender a “esconder” nuestra tristeza, “guardar” las frustraciones del trabajo para explotar en sitios seguros cómo la familia o a “no hablar” sobre temas que suscitan debilidad…
No importa cuál sea tu caso, ya que la regulación emocional se puede aprender, y existen varias estrategias para ello basadas en cuatro ámbitos sobre los que podemos actuar:
1- Trabajar con la Mente:
Del significado que le demos a lo que nos pasa, nos provocará en nuestro cuerpo una emoción u otra. Cuando se cambia el significado que tiene para nosotros esa situación también la emoción puede cambiar.
“me enojo cuando un vecino no reacciona a mis buenos días al cruzarme en la calle con él, puedo pensar que es un maleducado y prepotente o elegir pensar que va pensando en sus problemas y simplemente, no me vio”. Aunque no sabremos con certeza el motivo de no saludarnos, el hecho es que nos sentiremos mejor o peor según lo que elijamos pensar sobre esa situación.
La Visualización: podemos cambiar nuestro estado de ánimo visualizando escenas agradables para nosotros. Cerrar los ojos y pensar en tu comida, lugar o persona favoritas.
Trabajar las Creencias, es un trabajo a un nivel más profundo. Las creencias son las normas según las cuales vivimos y muchas de ellas son heredadas o las hemos aceptado basándonos en experiencias del pasado sin ni siquiera cuestionarlas. Tus creencias más profundas ¿Te potencian o te limitan?
2. Trabajar con el Cuerpo:
Prestar atención a la respiración, practicar la respiración consciente para bajar la intensidad de la emoción, prueba a introducir aire lo más profundo que puedas y a expulsarlo en el doble de tiempo.
Corregir la postura, adoptar posturas de poder: cabeza alta, hombros y espalda recta, la energía de las emociones negativas cómo la tristeza o ansiedad suelen “tirar” hacia abajo, trabajando con el cuerpo podemos cambiar el estado emocional. Poner una sonrisa en la cara
3. Trabajar con el Lenguaje:
El lenguaje es generador de realidades, así que cuidemos las palabras que empleamos para expresarnos porque tienen efecto directo sobre nuestro estado de ánimo.
Elegir expresarnos de forma saludable y con asertividad, es una habilidad que nos ayuda a regular las emociones no sólo en nosotros sino también en los demás.
4. Manos a la obra y ¡Acción!:
Cambiar la actividad que nos está provocando emociones negativas tan rápido como sea posible, hacer una pausa consciente para plantearnos una actitud más favorable antes de volver a reanudarla de nuevo.
Dedicar un tiempo al día a hacer aquellas actividades que nos agradan y hacen que liberemos endorfinas. El tiempo para nuestra mascota, deporte o hobbies es igual de importante que el tiempo que dedicamos al trabajo. Dedicar un tiempo de calidad por mínimo que sea al día nos aporta beneficios emocionales.
El ritmo que nos exige la vida hoy día no nos permite parar para preguntarnos cómo estamos, qué nos está pasando y cuál es la necesidad que nos ha provocado la emoción que sentimos. La mayoría de las veces sólo nos damos cuenta cuando reaccionamos de forma involuntaria, arrepintiéndonos poco después.
Aprender a conocernos a nivel emocional, a escucharnos por dentro es uno de los mayores regalos que, sin duda, podemos hacernos hoy en día.
¡Feliz semana!
Carolina Collado.
Coach Personal y Ejecutiva. ICF Experta Inteligencia Emocional. Programación Neurolingüística.
www.carolinacollado.es
How to regulate your emotions
How many times have we felt overwhelmed by emotions?
Some tears that we have not been able to stop before they roll down our cheeks, an unpleasant comment that is off-color, mental loops that do not allow us to think clearly while we drag a bad mood throughout the day…
Emotions are not chosen, but you can learn to regulate the impact they have on us, and this is called Emotional Regulation.
The word emotion comes from the Latin «emotio» and means to move, so each emotion invites us to move, to act, to change something that we need. There are no good or bad emotions, all emotions are positive because they have an adaptive function towards us, but we usually classify them as positive or negative because some are pleasant to feel (joy or surprise) and others, not so much (sadness or fear).
Emotional regulation is a fundamental part within the field of Emotional Intelligence, good emotional management has a positive influence on our well-being, since it helps us adapt to all kinds of situations.
Emotional regulation is the ability to manage emotions appropriately. (Rafael Bisquerra).
People who are competent in this aspect manage their stress better and tend to prevent emotional problems. They are also happier and have a better quality of life, because they know how to better adapt to changes in their environment and establish healthier social relationships.
How do you usually regulate your emotions?
Each one of us regulates ourselves in a different way, depending on how we have learned to do it, we deal with our emotions just as we learned to do it in childhood. Depending on how our families of origin have been, we have been able to learn to «hide» our sadness, «save» the frustrations of work to explode in safe places like the family or «not to talk» about issues that arouse weakness…
It does not matter what your case is, since emotional regulation can be learned, and there are several strategies for it based on four areas on which we can act:
1- Work with the Mind:
From the meaning that we give to what happens to us, one emotion or another will cause us in our body. When the meaning that this situation has for us is changed, the emotion can also change.
“I get angry when a neighbor does not react to my good morning when I run into him on the street, I can think that he is rude and arrogant or choose to think that he is thinking about his problems and simply did not see me”. Although we will not know for sure the reason for not greeting each other, the fact is that we will feel better or worse depending on what we choose to think about that situation.
Visualization: we can change our mood by visualizing pleasant scenes for us. Close your eyes and think about your favorite food, place or person.
Working Beliefs is a job at a deeper level. Beliefs are the rules by which we live and many of them are inherited, or we have accepted them based on past experiences without even questioning them.
Do your deepest beliefs empower or limit you?
2. Work with the Body:
Pay attention to your breathing, practice conscious breathing to lower the intensity of the emotion, try taking in air as deeply as you can and expelling it twice as long. Correct posture, adopt power postures: head high, shoulders and back straight, the energy of negative emotions, how sadness or anxiety tend to «pull» downwards, working with the body we can change the emotional state. Put a smile on your face!
3. Work with Language:
Language is a generator of reality, so let’s take care of the words we use to express ourselves because they have a direct effect on our state of mind.
Choosing to express ourselves in a healthy and assertive way is a skill that helps us regulate emotions not only in ourselves but also in others.
4. Let’s get to work and Action!
Change the activity that is causing us negative emotions as quickly as possible, consciously pause to consider a more favorable attitude before resuming it again. Spend some time a day doing those activities that we like and make us release endorphins. The time for our pet, sports or hobbies is just as important as the time we dedicate to work. Dedicating quality time, no matter how small, brings us emotional benefits.
The rhythm that life demands of us today does not allow us to stop to ask ourselves how we are, what is happening to us and what is the need that has caused the emotion we feel. Most of the time we only realize it when we react involuntarily, regretting it soon after.
Learning to know ourselves on an emotional level, to listen to ourselves inside is one of the greatest gifts that, without a doubt, we can give ourselves today.
Happy week!
Carolina Collado.
Personal and Executive Coach. ICF Expert Emotional Intelligence. Neuro-Linguistic Programming.
www.carolinacollado.es