
El Gobierno de Gibraltar ha informado de los nuevos daños que ha causado el último temporal que ha azotado a la zona en el ‘OS 35’, el buque granelero hundido frente al Peñón desde el pasado 29 de agosto tras colisionar con otro buque, asegurando que las dos partes en las que ha quedado dividida la nave se encuentran ahora “precariamente unidas».
Así consta en el informe que la Capitanía Marítima de Gibraltar ha recibido sobre los daños causados por el temporal en el barco, y que este martes ha difundido en una nota de prensa.
En la nota, el capitán del puerto, John Ghio, señala que la decisión de hundir el pecio de forma controlada y asegurarlo en el lugar, la extracción de «la mayor cantidad posible de petróleo» y el vaciado completo de la sección de alojamiento, han ayudado a contener los problemas que las tormentas podrían haber provocado en el «OS 35».
Según informa la Capitanía Marítima, los daños que las tormentas han causado, más visibles en el lado de estribor de la sección de alojamiento y en el casco, «no se consideran importantes, dada la situación general».
La grieta original del casco se ha extendido al costado de babor y las dos partes del barco «ahora se mantienen precariamente unidas por la parte inferior de su estructura, conocida como quilla de pantoque».
El movimiento de la arena con el fuerte oleaje ha hecho que la proa se haya hundido «cuatro metros más en el lecho marino arenoso, mientras que la popa está dos metros más adentro del lecho marino».
La Capitanía Marítima destaca que «no obstante, el ‘OS 35’ no se ha movido de su emplazamiento original», lo que pone de manifiesto «la eficacia» de la estrategia que se adoptó para hacer un hundimiento controlado del buque.
Ello «proporcionó al pecio la máxima estabilidad posible para hacer frente a las tormentas invernales previstas».
Los daños en el casco, explica la nota, han permitido a los buzos realizar inspecciones visuales de los tanques de combustibles del buque, que en su mayor parte fueron vaciados en fases anteriores de la operación.
Cuando se accidentó el buque viajaba con 255 toneladas de gasóleo, 222 de fueloil y 27 de lubricante.
Los buzos han confirmado que los cuatro tanques que componen el «Tanque 1» han sufrido daños. «Todavía hay un ligero vertido, que está siendo contenido con éxito dentro de la barrera» instalada alrededor del buque para contener fugas.
El otro conjunto de tanques de combustible, Tanques 2, «permanece intacto», ya que está situado en la zona de popa del pecio, que no ha sufrido daños.
«La inspección submarina ha confirmado con certeza que estos tanques están intactos y no corren riesgo de colapsar y provocar un vertido repentino de residuos», indica la nota, que asegura que el riesgo de fugas de combustible de las cantidades residuales que quedan en los depósitos «nunca se puede descartar por completo» pero «se ha reducido drásticamente».
De hecho, tras las recientes tormentas «se hallaron pequeñas cantidades de petróleo residual en la Playa de Levante (Eastern Beach), la Playa de la Caleta (Catalan Bay) y las rocas de Sandy Bay».
Para la Capitanía Marítima «la retirada de la carga del buque sigue siendo la máxima prioridad en esta fase de la operación» y sigue avanzando a buen ritmo.
Ya se han retirado más de 11.000 toneladas – que representan alrededor de la tercera parte de la carga total, y «cada día se retiran entre 600 y 900 toneladas de carga».
El estado actual del pecio y los daños sufridos por su casco y estructura «podrían obligar a modificar algunos de los planes para su traslado definitivo», añade la nota.
La Capitanía Marítima «mantiene una comunicación constante» con sus homólogos en España y hoy ha comunicado a las autoridades españolas la información más reciente.